DIFERENCIAS ENTRE GAS LICUADO DEL PETRÓLEO Y GAS NATURAL

El gas licuado del petróleo GLP y el gas natural son de los combustibles más utilizados en hogares, comercios e industrias y otras entidades de diversa naturaleza, para abordar las necesidades de calefacción, agua caliente, cocina o para el funcionamiento de los montacargas. Ambas fuentes energéticas tienen un elevado poder calorífico, son eficientes y respetuosas con el medio ambiente.

Si bien las dos son grandes alternativas energéticas, el gas natural suele utilizarse principalmente en las zonas urbanas y el GLP en las zonas rurales o semiurbanas.

¿Qué es el gas natural y qué es el gas licuado del petróleo?

Para iniciar, se aclara que el gas natural proviene de una fuente de energía fósil, compuesta de una mezcla de hidrocarburos gaseosos que se extrae tanto de yacimientos independientes de carbón o petrolíferos. Aunque la composición del gas natural cambia en función del yacimiento, su principal elemento es el gas metano.

El gas natural que se conoce en la actualidad, se originó hace millones de años como resultado de la descomposición de restos de arena, lodo, piedras y otra materia orgánica que se fueron acumulando de manera progresiva en las capas de la corteza terrestre, debido al calor y a la presión de la tierra. Los sedimentos quedaron atrapados entre estratos de rocas porosas, dando lugar a lo que hoy denominamos “bolsas de gas”.

Por su parte, el gas licuado del petróleo (GLP) que se basa en una mezcla de hidrocarburos derivados del gas natural o de ciertos procesos durante el refinado del petróleo. Esta mezcla se compone principalmente de propano, propileno, butilenos y butanos en proporciones variables. Inicialmente el producto se encuentra en estado gaseoso, pero se comprime en una planta de procesamiento de gas natural o en una refinería, para pasar a estado líquido y poder transportarse con mayor facilidad.

¿Cómo llega el gas natural y el GLP?

En el caso del gas natural, llega a través de una infraestructura de gasoductos y puertos. Los gasoductos son grandes tuberías que se emplean para transportar el gas natural a gran escala desde un lugar a otro. Posteriormente, el combustible es distribuido hasta los hogares o negocios a través de una serie de canalizaciones más pequeñas (red de distribución de gas). 

Por otro lado, el GLP es un gas licuado del petróleo (líquido) que se transporta envasado, es decir en cilindros o carro tanques, y vuelve a gasificarse en el momento de su consumo final. De esta manera, el gas propano resulta más fácil de transportar y se puede suministrar en cualquier área geográfica. En este sentido, este combustible se convierte en una excelente alternativa para cubrir las necesidades energéticas de aquellas zonas que no disponen de acceso a la red. 

Usos del GLP y del gas natural

Tanto el GLP como el gas natural son dos fuentes energéticas compatibles con el abastecimiento de calefacción, agua caliente sanitaria y cocina en el ámbito doméstico. Además de todos estos usos, en el ámbito industrial y comercial se puede incorporar en diversos procesos de múltiples sectores.

El gas natural puede suministrarse en todas las viviendas o negocios que tienen acceso a la red pública de gas. Si bien es cierto, que es suministrado en todos los lugares a los que llega la red, el gas natural, por sus propias características, resulta más idóneo en zonas templadas o cálidas, dado que podría congelarse con temperaturas inferiores a -5º.

Por el contrario, el GLP, al transportarse en cilindros o en carro tanques, puede suministrarse en cualquier ubicación geográfica. De esta manera, resulta la mejor opción para aquellos consumidores situados en áreas rurales o semiurbanas sin acceso a la red de gas. Es, además, un combustible muy adecuado para zonas frías, dado que es capaz de resistir temperaturas de hasta -44º.

En cuanto al poder calorífico, el GLP es quien posee el más alto. Gracias a sus propiedades físicas, este gas es capaz de producir más calor, en menos tiempo y con menos gasto de combustible. En este sentido, se puede afirmar que, en términos generales, el gas propano resulta más eficiente que el gas natural.

Seguridad del GLP y el GN

En la actualidad ambos gases resultan muy seguros. El protocolo de transporte y de instalación se encuentra regulado para garantizar la protección de los consumidores en todo momento. La misma normativa incluye pautas y protocolos de mantenimiento que permiten garantizar su buen estado y el de equipos.

Ambos gases son incoloros e inodoros. A pesar de ello, tanto al gas natural como al GLP se les añade un olor artificial para que el consumidor pueda detectar cualquier tipo de fuga.

Impacto medioambiental del GLP y del gas natural

Ambos se posicionan como grandes aliados para la transición energética porque son de las energías más limpias.

El gas natural se extrae directamente de las reservas naturales y llega a su punto de consumo sin haberse sometido a transformaciones químicas, por lo que las emisiones que genera son mínimas.

El GLP, por su parte, también es una de las energías más limpias. Pese a que este supera ligeramente las emisiones que genera el gas natural, es importante recordar que el propano es una energía más eficiente. Esto quiere decir que una caldera de GLP consumirá menos combustible que una de gas natural para abordar la misma necesidad energética, generando, por tanto, menos emisiones a la atmósfera.

Entonces, ¿GLP o gas natural?

Tanto el gas natural como el GLP son alternativas energéticas muy eficientes, seguras y respetuosas con el medio ambiente. A pesar de sus diferencias, ambas fuentes energéticas son muy similares.

El gas natural suele emplearse habitualmente en zonas urbanas con acceso a la red pública, mientras que el GLP resulta una gran alternativa para todas las zonas, rurales o semiurbanas, que no disponen de acceso a la red. Gas País llega a 24 departamentos a nivel nacional, llevando este servicio a través de cilindros y tanques estacionarios a hogares, comercios, industrias y montacargas.

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